"Se cuenta que Puchamán, un ermitaño de los tiempos antiguos, elaboró un licor con extraordinarias cualidades. Muchas historias tratan sobre este mágico licor, pero ninguna aclara para que sirve. Unas dicen que otorga fuerza, otras dicen que poder, algunas mencionan la capacidad de controlar el amor, y las más raras dicen que otorga a quien la bebe estúpidas habilidades como hablar del revés, o la capacidad de convertir el cuerpo en una masa de carne sin huesos.
Lo único en que coinciden esas historias es en que Puchamán el Ermitaño elaboró su extravagante licor en las Montañas Abandonadas. Un lugar con unas condiciones tan extremas que ningún ser vivo es capaz de sobrevivir por largo tiempo.
Varios años consiguió vivir Puchamán en unas cuevas en las Montañas Abandonadas. Y un día de primavera, con el deshielo, apareció en la capital del reino.
Gritaba como un loco sobre su milagroso licor... "
"¡Venga hombre!", interrumpió Juan al viejo que contaba la historia en la taberna. "¿Cuantas veces más vas a contar esa historia?. Matías, ya te pagaré mañana lo que te debo, que no llevo dinero", le dijo al tabernero.
Juan era un enano, una de esas pequeñas personas, con grandes habilidades manuales y destreza para trabajar la roca, metal, madera, lo que se le antojase. Pero tenía una su suerte fatal, siempre le salía algo del revés.
Esa misma tarde, antes de que se pusiese el sol, Juan se dirigió a casa de su amigo...
Lo único en que coinciden esas historias es en que Puchamán el Ermitaño elaboró su extravagante licor en las Montañas Abandonadas. Un lugar con unas condiciones tan extremas que ningún ser vivo es capaz de sobrevivir por largo tiempo.
Varios años consiguió vivir Puchamán en unas cuevas en las Montañas Abandonadas. Y un día de primavera, con el deshielo, apareció en la capital del reino.
Gritaba como un loco sobre su milagroso licor... "
"¡Venga hombre!", interrumpió Juan al viejo que contaba la historia en la taberna. "¿Cuantas veces más vas a contar esa historia?. Matías, ya te pagaré mañana lo que te debo, que no llevo dinero", le dijo al tabernero.
Juan era un enano, una de esas pequeñas personas, con grandes habilidades manuales y destreza para trabajar la roca, metal, madera, lo que se le antojase. Pero tenía una su suerte fatal, siempre le salía algo del revés.
Esa misma tarde, antes de que se pusiese el sol, Juan se dirigió a casa de su amigo...
[Que continúe el siguiente]